domingo, 9 de mayo de 2010

ATACANDO A LA FAMILIA,ATACAN A LA SOCIEDAD Y AL ESTADO EN SU CONJUNTO

ALGO ESPECIAL, LA CORRUPCION DE TERCER TIPO
El combate contra la corrupciòn significa tambièn anunciar y denunciar todo tipo de maniobra y manipulación que atente contra la dignidad de la persona, del orden de cosas y cualquier tipo de corrupción que rezague el desarrollo social de los pueblos. Los que pretenden desestabilizar la unidad familiar como motor del desarrollo social, muchas veces voluntaria o involuntariamente incurren en corrupción cuando detrás de sus luchas hay razones encubiertas para penetrar con sus acciones y racionalidades materialistas en las conciencias familiares mediante desafíos al orden natural y divino.Acuñan así términos y conceptos nuevos para justificar sus acciones de penetración oscura, como igualdad de géneros, derechos de libertad para tener libre disposición de su ser, derechos reproductivos sexuales, derecho al aborto seguro, derecho a quitar vida por razones de salud etc. Ese avance de penetración oscura, alcanza derechos minoritarios forzados que atentan contra los derechos
mayoritarios de la humanidad como el respeto a la vida, a la salud y a la dignidad humana sin distinción alguna. El promover legalizaciones del aborto, de matrimonios homosexuales, divorcios expeditivos, el consumo de píldoras abortivas, etc. equivale a pretender también legalizar el consumo de drogas, la prostitución, la delincuencia, la eutanasia etc.Es decir; confundir el derecho a la libertad para hacer lo que venga en gana, es buscar conseguir lo que ideologías antidemocráticas no han podido lograr, romper sistemas, esquemas sociales, jurídicos, políticos y económicos.

Atacando a la familia se ataca a la sociedad y al estado en su conjunto. ¿Por qué lo hacen? ¿Qué hay detrás de todo esto? La respuesta es lucro, poder, dinero, en algunos casos; frustraciones, decepciones, rencores y odio en otros; venganzas, revanchas y posiciones ideológicas en muchos casos. Entonces hablar de defensa de los derechos humanos sin importar los existentes y prioritarios de la humanidad es alterar el orden de cosas, el ámbito jurídico y social existente sobre todo en Latinoamérica. Es decir sembrar el caos y la autodestrucción.Debemos tener cuidado con posiciones radicales que no manejan ni la hermenéutica clásica, ni jurídica, menos la hermenéutica sagrada para saber interpretar y concebir a la humanidad en su reconocida dignidad, ni en los verdaderos valores y derechos fundamentales. Hacerlo sin esa unidad interpretativa y por razones oscuras y desnaturalizadas representa también un tipo de corrupción. Aquellos que se alejan de la justicia, de la verdad, de la autenticidad y de la honradez en sus acciones son los que se acomodan a la existencia de un sistema corrupto cuya meta es el dominio y el poder en desmedro de la inmensa mayoría más débil y desprotegida.

Por eso defendamos la familia para no terminar como en los países desarrollados en que los divorcios a diario superan a los matrimonios que se contraen y en la que cada miembro de familia adquiere independencia e individualidad bajo el sustento del libre derecho, sin importar la tenencia de valores, moral, ética, religión y amor a la humanidad.A veces necesitamos que otra persona nos explique las cosas porque necesitamos también formar mayores visiones, por eso quizás no podemos notar el peligro asechante de la penetración materialista en la célula social. “ Como voy a entenderlo si no hay nadie quien me lo explique , decía el eunuco etíope a Felipe” (Hechos 8,30).
JLG

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